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Capítulo de Teyvat – Huellas (Transcripción)

No tuvimos tiempo de despedirnos, así que no lo llamaré un adiós.
La guerra ha comenzado. Es la continuación de una guerra pasada.
Los dioses nos incitan a seguir adelante con la promesa de sus siete tesoros. Recompensas para los dignos. Un acceso a la divinidad.
Sin embargo, en las profundidades de este mundo yacen restos ardientes como advertencia para los transgresores.
«Ese trono divino en el cielo nunca ha estado reservado para ti».
Pero los mortales arrogantes nunca se detienen.
Nadie se librará de las llamas.
Compruébalo tú mismo…
El dragón que protegió Mondstadt por un milenio se enfrenta por fin a lo que lo perturbó.
¿Qué significa la libertad, si te la exige un dios?
El Dios de los Contratos fue asesinado ante los ojos horrorizados de su pueblo.
Al final, él será quien firme el contrato para terminar todos los contratos.
En el país aislado de la Shogun inmortal, los Bakufu reinan por toda la eternidad.
Pero… ¿qué ven los mortales de la eternidad perseguida por su dios?
El enemigo del Dios de la Sabiduría es la sabiduría en sí, y el oasis del conocimiento es un espejismo en el desierto de la ignorancia.
En la ciudad de los eruditos se incentiva la necedad, y el Dios de la Sabiduría no se opone a ello.
A la Diosa de la Justicia le encanta el espectáculo en la sala del tribunal y ansía juzgar a los demás dioses.
Pero incluso ella entiende que no debe hacerse enemiga de lo divino.
Las reglas de la guerra están grabadas desde la concepción: los ganadores brillarán como las ascuas, y los perdedores se convertirán en cenizas.
Cuando la Diosa de la Guerra le cuenta este secreto al viajero, es porque tiene sus motivos.
Es una diosa que ya no ama a su pueblo, ni su pueblo la ama a ella.
Sus seguidores solo esperan estar de su lado cuando el día de la rebelión contra los dioses llegue al fin.
En el transcurso perpetuo de una eternidad resguardada, muchos se conforman con vivir sin soñar.
Pero en los rincones furtivos, lejos de la mirada de los dioses, hay quienes sueñan con soñar.
Algunos pocos son los elegidos, y el resto se convierten en escoria, pero yo digo que los humanos debemos rescatar nuestra humanidad.
Desafiaremos a este mundo con un poder de más allá de sus límites.
Ahora, tú has llegado a este mundo.
Tu viaje ha llegado a su fin, pero aún te falta cruzar el último umbral.
Da un paso adelante, si has entendido el significado de tu travesía.
Derrótame, ordéname que me aparte, muéstrame que eres más digno de rescatarla que yo.
Y entonces, serás tú quien teja los hilos del destino.
Mi memoria se ha desvanecido por completo, pero siempre recordaré cuánto amaba ella estas flores también.

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